Consejos para los maratonianos de Barcelona

No ha hace ni una semana que corrí la Maratón de Malta y tengo la sensación de que ha pasado una barbaridad. De hecho, si no fuera por las secuelas físicas después de tal esfuerzo, diría que ha pasado mucho más y si tuviera la opción de correr en Barcelona, lo haría sin dudarlo.

Si eres de los que madrugará el domingo para correr por la zona ciudad condal, tengo que decirte algo…

ERES UN AFORTUNADO.

Hasta hace una semana, hacía un año que no corría una maratón de asfalto y había olvidado por completo lo intenso que es, lo que se sufre y lo duro que puede llegar a ser.

Había olvidado porqué la maratón es considerada la prueba reina y porque hay que tenerle tanto respeto…

Pero también había olvidado la profunda satisfacción que produce cruzar la meta después de 42.195 metros.

El domingo, miles de corredores tendrán la oportunidad de enfrentarse al alquitrán de las calles de Barcelona, entre los cuales estarán algunos de mis amigos. Neus y Juan Pablo son los que tengo más presentes, porque llevamos mucho hablando de ello.

El año pasado fui yo uno de esos privilegiados, y sólo puedo decir una cosa: estáis a horas de una experiencia increíble.

Ya no sólo por correr semejante distancia y todo el esfuerzo que representa, sino también por poder correr por un circuito precioso arropado por toda la gente que se vuelca ese día en las calles.

El domingo, Barcelona se convertirá en una fiesta para el corredor donde todos y cada unos de los presentes (los que animan y los que corren), serán partícipes de un acontecimiento mágico.

Quizás creas que exagero, pero si eres lo suficiente sensible como para percibirlo, cuando estés allí, verás cantidad de seres humanos con el sueño y la esperanza de llegar a meta, haciendo un esfuerzo hercúleo…

Toda esa energía, todos esos deseos y todos esos pensamientos positivos, hacen de esas horas algo único.

Consejos para los maratonianos de Barcelona

Corre totalmente presente, disfruta el momento y házlo tanto como puedas. Puede que mientras corras llegue un momento en el que cada metro te parezca una eternidad, pero creéme, pasarán rápido y cuando te des cuenta ya no podrás saborearlo.

Con lo anterior también viene lo de, deja de prestar tanta atención a tu GPS y céntrate en disfrutar de las calles de Barcelona.

Cuando todo empieza a costar, porque sucederá, manténte fuerte. Has ido hasta allí para probarte a ti mismo, para demostrarte que «puedes», no para ceder. Aleja tus pensamientos negativos y continua paso tras paso. Ponte pequeñas metas. Primero el paso por el km5, luego el 10, luego la media maratón, el 30, el 35k, los últimos 7k y los últimos 195 metros. Engaña a tu mente para continuar sin ceder el ritmo.

Ten mucha paciencia y no te precipites. Barcelona no es un circuito muy plano y los esfuerzos en el rompepiernas de la primera mitad se paga caro en la segunda. Si buscas una maratón en la que encontrarte con el muro, en Barcelona es fácil si te pasas acelerando.

Sobretodo, no se te ocurra cambiar de estrategia por una más rápida en los primeros kilómetros. Si tuviera que elegir, te diría que al menos que hayas entrenado al dedillo, si tienes dudas, lleves una estrategia más conservadora desde el inicio y a partir del km30 re-evalues.

Los primeros 7km, si vas al ritmo marcado, es que vas demasiado rápido. Se alcanza el punto máximo de altura y hay que intentar llegar vivo sin desgastar demasiado la maquinaria. Es fácil dejarse llevar por los ánimos de la gente y las frescura de piernas inicial.

A partir de ahí hasta mitad de carrera, es la zona con más tentaciones, pequeños descensos en los que es fácil acelerar más de lo previsto. Piensa que el circuito de Barcelona es una carrera para hacer de menos a más, así que calma.

Llegar a la meta de una maratón siempre debería ser una gran victoria. Si aparece el hombre del mazo y sientes que te has pasado, activa el plan B. Eso mismo me pasó a mi el año pasado y hay que saber poner las cosas en contexto. Acepta la nueva realidad, ajusta el ritmo de nuevo, céntrate en disfrutar de la experiencia y olvida los tiempos.

Guarda una última bala para el Paral·lel. Esos dos últimos kilómetros se pueden hacer muy cuesta arriba si vas muy tocado, en cambio, si aún vas con fuerza, entre los ánimos de la gente y ver que vas pasando a otros corredores, pueden salir dos kilómetros rapidísimos.

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