Crónica: Ultra Montseny

Llegada Ultra Montseny 2017

Escrito desde el móvil unos minutos después de retirarme

Estoy en el coche de Dani esperando a que llegue al avituallamiento del kilómetro 36. Olga (su mujer) está allí esperando, pero le he dicho que no le diga que he abandonado, no quiero que mi carrera afecte a la suya de alguna manera. Lo menos que alguien querría escuchar es noticias de que otro compañero ha abandonado.

Abandonar. Es una palabra que suena fatal, pero ha estado presente en mi cabeza la última hora de las cuatro que he corrido.

Esto fue lo que escribí en Instagram horas antes de empezar:

Primera larga del año y sensaciones encontradas… Por una parte, no me siento nada preparado, las últimas 4 semanas de entrenos han sido muy mediocres, me ha costado recuperar de la maratón de Malta, han caído pocos kilómetros, nada de calidad y 0 desnivel, y a horas de empezar, las piernas están lejos de sentirse en su mejor forma, pero…

Mañana tocan 84km con un par de buenas subidas por una zona preciosa, el #montseny, y si la previsión se mantiene, con mucho frío y quizás nieve… Joder, me «ponen» mucho las condiciones duras. Llamarme inconsciente.

Echo en falta pasar horas revolcándome por el suelo, subiendo y bajando hasta que las piernas digan basta, compartiendo kilómetros con personas que al igual que yo, buscan salir de su propia zona de confort. Echo en falta ese silencio tan especial de cuando estás en el medio de la nada y a kilómetros de llegar a «casa» o esa sensación de vertigo cuando cruzas las línea de salida y sabes que te espera todo el día por delante…

Echo en falta la sensación de cruzar la meta habiéndolo dado todo, la sensación de romper pequeñas barreras y olvidar muchos de nuestros límites, esos que nos atan en el día a día, ese «un paso más» que utilizamos para engañarnos y llegar un poco más allá…

Echo en falta estar en plena naturaleza, maravillarme con las vistas, los olores… Y también toda esa batalla psicológica que forma parte de este tipo de carreras…

Lo que único que me pesa es no haber dedicado el suficiente tiempo a prepararme, porque la satisfacción es mucho más dulce cuando llevas semanas entrenando y enfocado en un objetivo, pero mañana será un gran día pase lo que pase y estoy agradecido de poder disfrutar de ello ???

Las sensaciones eran malas, pero de verdad que tenía ganas de pasar horas ahí fuera. Pero en plena carrera y después de un rato corriendo, las piernas, que pesaban cada vez más y más, no han encontrado las buenas sensaciones que uno busca. No estaba disfrutando en absoluto.

No me gusta la palabra intentar, por que significa hacer algo a medias, que es lo que he venido a hacer hoy. Me llevo un escarmiento, porque estas cosas sólo pasan por no escucharse a uno mismo.

No me sentía bien para correr y aún así me he presentado… Quería «intentarlo».

He empezado la carrera controlando muy bien cuánta gente tenía por delante y con la idea de ir de menos a más. No me encontraba del todo mal, pero para nada fresco. Iba controlando pulsaciones, siempre muy bajas, hasta que me ha empezado a entrar un hambre increíble y luego las piernas pesaban una barbaridad. Había dejado margen para ir tranquilo y sólo sentía que aún así la gente se me distanciaba más y más… Era desmotivador. Y en la bajada hasta el avituallamiento de Sant Esteve de Palau Tordera (km36)… Me notaba torpe bajando, muy torpe.

Aunque lo de arriba suene muy negativo, no hay nada de lo que lamentarse. Estos posts son, ante todo, reflexiones para mi y esta vez me merezco un buen rapapolvo.

Hay algo por delante que me ilusiona muchísimo y es que aún quedan dos meses para Els Bastions. 9 semanas. Tiempo suficiente para entrenar en condiciones y darle la vuelta a esta cagada.

Por cierto, el Montseny es un paraje precioso. Me la marco para acabar lo que hoy he empezado en otra ocasión.

Escrito dos días después

Una vez pasado el chaparrón y pensando en frío, puedo decir que no me arrepiento de la decisión. Como decía arriba, gran parte de la gracia de correr algunas carreras es la preparación previa y para ésta venía muy flojo física y mentalmente. Tengo mucha temporada por delante y tiempo suficiente para hacer mejor la cosas. No me preocupa.

Una vez abandoné, estuvimos haciendo de soporte a Dani. Consiguió reservar mucho y llegar relativamente fresco hasta casi el final, pese al día de perros que hacía, y se ganó a pulso una vez más todo mi respeto.

En Viladrau, kilómetro 69, a falta de 15 o 16 para meta, también se presentaron dos compañeros más (Neus y Ángel) que vinieron expresamente para darle ánimos. Al final, después de varias horas por delante y habiendo comido bien, me animé a acompañarlo los últimos kilómetros hasta meta.

Espero que tenerme como compañero en ese tramo le ayudara mentalmente a sobrellevar todo el cansancio acumulado, y bueno, para mi, acabar el día corriendo fue un verdadero alivio, una manera de quitarme la espinita por no haber «dado lo suficiente».

Del sábado, me quedo con la oportunidad de haber podido correr y la cantidad de impresiones que me llevo para reflexionar y mejorar, con la satisfacción de ver a Dani llegar a meta y con la cantidad de amigos que pude ver después de hace mucho.

Pese al fracaso de mi carrera, puedo decir que fue un gran día.

Dani en algún punto pasada la mitad de carrera

1 comentario en “Crónica: Ultra Montseny”

  1. Ánimo Carlos, tienes toda la temporada por delante. Cómo te comenté ayer, prueba a correr la 7 Cims, es un buen entreno para la Bastions!

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