Mi nada-especial rutina las horas antes de una carrera

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Los días y horas antes de una carrera, son junto con los instantes antes de la salida, uno de eso momentos mágicos. Con la experiencia, ya no siento ese cosquilleo tan intenso en todas las carreras, y es por eso por lo que me gusta tomar más conciencia de él y saborearlo al extremo.

El incesante pensar en la carrera desde semanas antes, el repasar el circuito mientras estoy en la cama, la preparación del material el día anterior (o la mañana antes con las prisas), la quietud nerviosa de mi mente mientras preparo el desayuno y me lo como en silencio, el sabor de ese último café antes de que todo empiece, el frío de primera hora de la mañana en las piernas al salir de casa, la risa nerviosa con amigos y compañeros, el calor de los otros corredores al apelotonarte en la salida, ese cosquilleo en el estómago que uno tiene cuando quedan segundos para empezar y finalmente… el ¡zas! que da la salida y tú los primeros pasos.

Una vez, llega ese instante, todo acaba. Todos los nervios desaparecen y tu mente no piensa en el dichoso día de la carrera, lo hace en el presente, en los próximos kilómetros.

Ahora, mientras escribo esto, revivo todas esas sensaciones, y también las reviviré mañana cuando tenga que meterme en la cama para correr el domingo. Ya tengo ganas. Cuando me despierte por la mañana, viviré esa rutina a la que tan acostumbrado estoy pero que tanto me gusta. Esa rutina es la indicadora de que dentro de muy poco voy a estar corriendo, y eso, ¡eso me encanta! Es como cuando salibamos al pensar en comida antes de tenerla en la boca.

Pues bien, hoy te voy a hablar de esa rutina, de la mía concretamente, que aunque no tiene nada de especial igual sacas algo de utilidad.

Mi rutina las horas antes de una carrera

En realidad todo empieza con la comida del día anterior. Muchos hacen una carga de carbohidratos importante para cenar, comiéndose un enorme plato de pasta o arroz, pero lo cierto es que para esa hora quizás ya sea demasiado tarde, tarde para metabolizar todos esos carbohidratos y para convertirlos en combustible.

Además, no sólo eso, probablemente no deseches todo lo que has comido a la mañana siguiente y tu digestión será muy pesada justo la noche en la que deberías centrarte en descansar.

Así que, con esto dicho, mi «método» consiste hacer la comida fuerte del día al medio día y para la noche, cenar algo más ligero sólo con unos pocos carbohidratos. Un apunte sobre la hidratación: Es importante ir hidratándote bien desde días antes (al igual que con los carbohidratos) y no esperar al último día para solucionarlo.

Otro tema controvertido es el sueño y las horas de descanso. A diario suelo acostarme bastante tarde, así que todo intento de irme a la cama a una hora decente el día antes de una carrera es un fracaso, así que lo mejor que pude hacer es despreocuparme o dejar de obsesionarme por dormir las horas que tocan y no pensar en que dormir poco te va a afectar en carrera (hay un estudio que respalda esto). Lo realmente importante es llegar descansado al día antes y tener las horas de sueño necesarias durante los días anteriores.

El tema de preparar el material, suelo preferir hacerlo la misma mañana. Forma parte de mi ritual y de hecho, va mucho con la sintonía de no hacer nada nuevo. Así que me levanto con tiempo y preparo todo como si se tratara de un entreno largo más. Obviamente intento asegurarme de que lo tengo todo el día anterior, pero si debo preparme mochila, por ejemplo, lo hago esa misma mañana. Así también me aseguro de que lo tengo todo.

Sobre el desayuno, mi consejo máximo es: NO CAMBIES NI UNA COSA. No experimentes el día de una carrera. Si para tus entrenos y tiradas largas desayunabas un café y dos donuts, ese día desayuna un café y cómete un puto donut (quizás dos o tres si la carrera es de las largas). A lo que quiero llegar con esto es a… PREVISIÓN. Si quieres experimentar, házlo las semanas y días antes durante los entrenos y asegúrate de que no te va a causar problemas. El desayuno ha destrozado la carrera a más de uno.

En mi caso, la mayoría de días, salgo a entrenar con un café o té en el estómago, pero cuando es un día duro, lo acompaño con tostadas con algo de mermelada o Nutella/Nocilla. Si de lo que estamos hablando es de una prueba de maratón de montaña o superior, algo que toca pasar horas en carrera, meto también frutos secos y un plátano, que es básicamente de lo que tiraré en los avituallamientos durante toda la carrera. Intento que mis comidas pre-carrera sean de unas 400-500 calorías aproximadamente. Por supuesto, todo esto va con un enorme café americano y una visita al baño para aligerar algunos gramos.

Me gusta llegar a la carrera pronto y con el tiempo necesario para poder calentar sin prisas, para recoger dorsal y para ver a los otros corredores llegar. Me gusta ver como la línea de salida se va llenando de gente y me da tiempo para visualizar como irá el día y repasar todo mentalmente. Empiezo a calentar 20 minutos antes y última visita al baño por si las moscas.

Y finalmente, toca meterse en el gallinero con el resto de corredores. Una vez aquí, pocas veces pienso en lo que me viene por delante y simplemente ESTOY presente. Cosquilleo en el estómago, temblor en las piernas (que me indican que están lista) y el disparo, cohete, cuenta atras o lo que sea que marque la salida. El corazón late salvajemente desde minutos antes y es justo aquí, cuando dan la salida, cuando por primera vez le dejas a tus piernas ponerse en sintonía.

Mi último consejo y algo que me recuerdo constantemente: Se conservador al inicio, esos primeros 10-15 minutos. No tengas ilusiones de grandeza sólo porque te sientes bien. Eso es la adrenalina hablando. Ajústate a tu ritmo objetivo o a tu estrategía de carrera, porque de verdad, queda mucho por delante.

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