Crónica: Trail Ulldeter

Cuando escribo una crónica, siempre lo hago con la intención de no olvidar lo vivido, de recordar cada una de las sensaciones en carrera y sobretodo, aprender de lo bueno y lo malo.

No iba a escribir nada al respecto de ayer, porque para empezar, no era una carrera planeada en el calendario y conseguí el dorsal tres días antes gracias a Maria Lluisa, una chica que entreno. Quería hacer una tirada larga similar a Ulldeter y pensé «¿3 verticales en 47km? Parece mi tipo de carrera»

Y la verdad es que lo era. El recorrido es como los que me gustan, subidas muy fuertes y bajadas en las que se puede correr mucho, pero no era mi día.

Sabía que no iba a competir, que llegaba muy cansado de la Garmin Team Trail y de la ruta de Carros de Foc, pero dentro de mí, había esperanza en que tuviera aún gas para hacer una buena carrera.

Llegué a Ulldeter el día antes y apenas habiendo dormido 4 horas por la verbena de San Juan. Cuando llegué a Camprodón me quedé alucinado por lo bonito que es y salí a rodar 25 minutos para soltar las piernas mientras veía el pueblo. Las sensaciones no eran buenas, pero quería creer que durmiendo mucho y comiendo bien, mañana sería otro día.

Ya en la salida y después de haber dormido más de 8 horas y con un desayuno escaso, se me eriza la piel y mi ánimo se levanta. Me siento mucho mejor que ayer. Siento los típicos nervios previos a una buena carrera.

Aún estamos en la penumbra de las 6 de la mañana. Hablo con Arnau, un chico que conozco de las últimas carreras, y también con Isaac, una de las bestias que corrió hace una semana la Garmin Team Trail.

Dan la cuenta atrás después de tirar fuego artificiales que le dan un toque muy emotivo a la salida.

«Cinc, cuatre, tres, dos…»

Y arrancamos a correr con la supuesta idea de que la salida es neutralizada y detrás de un coche que conduce uno de los organizadores.

Los primeros metros son sobre asfalto y me siento relajado y cómodo. Isaac empieza a tirar ya desde el inicio y yo viendo el panorama, me quedo un paso por detrás de él. No quiero forzar.

Sin embargo, cuando llegamos al primer corriol, me sorprende como de bien siento las piernas y lo poco que me cuesta subir corriendo algunas de las cuestas. Eso a su vez, hace que apriete más de lo que debería y durante algunos minutos voy siguiéndole el rastro en 2nda posición. No pienso en absolutamente nada, sólo en como se desarrolla la carrera y corro sin miedo, pero también sin limitador.

Eso no es bueno para correr 47km +3300m.

Un poco más adelante, noto como me desinflo lo que indica que obviamente no estoy tan bien como me pensaba y que me he pasado con el ritmo. Hoy no es un día de esos que puedas salir a darlo todo, si no de los de ir encontrando el ritmo poco a poco para asegurar un final.

Voy dejando caer algunas posiciones a propósito para recuperar el ritmo y las piernas, sin embargo, voy bastante bajo de pulsaciones. No consigo revolucionarme y no me gusta.

En fin, la primera subida se me hace larga porque en muy poco tiempo tengo varios bajones y eso me satura la mente. Suerte que el día es fresco… Me pregunto si aguantará toda la carrera así.

Cuando toca empezar a bajar, la hierba está mojada y todo me resbala. Nos empiezan a meter entre zarzas y algunas zonas con mucha vegetación que no me dejan disfrutar. Me noto patoso, que las zapatillas me resbalan mucho (empiezo a pensar que las llevo muy gastadas) y pierdo el ritmo bajando.

Una cosa lleva a la otra. Si hubiera estado más fresco quizá no sería así, me notaría más ágil, y en uno de los resbalones acabo cayendo encima de un tronco, con tan mala pata que acabo clavándomelo en la parte exterior del gluteo. En ese momento duele, pero no gran cosa.

Sigo bajando haciendo la goma con varios corredores, esta vez ya mucho más cómodo que antes. Siento que he recuperado el ritmo de carrera y pienso que si este es su ritmo de carrera para lo que queda de kilómetros, me los voy a comer. Sólo necesito no cagarla y bueno, quizás consiga quedarme en el top10 pese a todos los infortunios.

Recuerdo una parte mientras bajamos que va haciendo sube y baja en un corriol. Voy detrás de otros dos corredores unos minutos a un buen ritmo y siento como de nuevo tengo una zancada ágil y amplia. Me siento bien corriendo. Y después de recuperar unos minutos y ver como ceden algo el ritmo, les adelanto a los dos poco antes de empezar una larga pista que nos lleva al primer avituallamiento en Ogassa, kilómetro 16.

Allí paro con calma. Como membrillo, relleno bidones, bebo varios vasos de agua, etc. En definitiva, pierdo tiempo a propósito, lo que significa que la filosofía de hoy es diferente.

Cuando arranco a correr, durante unos metros en llano, veo lo evidente: El golpetazo de la bajada no me deja correr bien. Pienso que no será mucho, es sólo un resbalón y apenas tengo un rasguño, pero en la subida, cuando hago una zancada amplia, duele. No a rabiar, pero duele y no me deja correr.

Pienso que siendo todo subida, tampoco me va a hacer falta correr mucho y decido intentarlo. Probablemente el dolor pase en los próximos minutos.

La segunda subida es todo un sueño. La recuerdo ahora y se me ponen los pelos de punta. Quiero volver a repetirla.

No creo que te la puedas imaginar. Es una vertical de 4km con más de 1000m positivos en la que tu posición de subida, deja tu cara a un palmo del «suelo», es decir, contra esa tremenda pared.

Es dura dura y ¡me encanta! Recupero el ánimo mientras la subo y no se muy bien cómo, consigo no pasar de las 115 pulsaciones por minuto. Bueno, sí sé cómo, porque el ritmo es infernalmente lento.

Me las apaño para ganar una posición en la parte más fuerte de la subida y que un chico de azul que tengo detrás no me de alcance. Al llegar a arriba, a la cresta de la Serra Cavallera, en una zona de hierba subiendo al Puig Estela, alcanzo a otros dos sin mucha historia, pero cuando toca volver empezar a bajar y correr un poco, me desinflo totalmente.

A la que intento correr un poco y saltar de piedra en piedra, la cadera me duele sin remedio y cada paso es una mueca de dolor en mi rostro.

Si ya tenía claro que hoy no iba a ser una carrera de grandes resultados, ahora menos. Me había convencido de hacerla entera a modo de entreno, pero ahora mismo ya no me apetece ni eso. Empiezo a andar y observo mi alrededor. Es precioso, pero no quiero seguir corriendo.

Grabo un par de vídeos y me desahogo un poco. Sigo mirando el paisaje mientras camino y finalmente echo a trotar como puedo hasta abajo.

Otro día toda esta bajada hubiera sido un verdadero gozo. Hierba y sendero en el que sorteando los baches del camino, podría haberse corrido en su totalidad. Además, hace viento en la cima y algunas gotas nos caen encima. Después de la calor que hacía ayer, la temperatura de hoy es increíble. «Joder, era mi carrera, era mi carrera». Quiero volver aquí el año que viene.

Tomo la decisión de acabar mi carrera en Pardines, el kilómetro 29 y sé que me arrepentiré. Busco excusas para continuar, pero no las encuentro. No vale la pena. No era una carrera importante para mi, no estoy disfrutando, no voy a hacer ningún resultado meritorio y encima puedo agravar la situación corriendo de forma rara mientras bajo.

Al llegar al avituallamiento de Pardines, recuerdo imágenes de cuando pasé por aquí hace cuatro semanas en Bastions. «¡Joder, hace sólo cuatro semanas corrí Bastions!» Parece que haya pasado todo un año.

La gente aplaude y me anima al pasar, lo que no saben es que mi carrera acaba allí.

Al llegar, comunico que finalizo ahí a un chico muy simpático del avituallamiento y como toda la tortilla de patata que me cabe en la boca. Me quito la mochila, bebo agua tranquilamente… En fin, lo tengo más que asimilado. Gajes del oficio. Hoy no era mi día.

El calor justo empieza a apretar ahora y voy viendo las caras de la gente que va pasando, extenuada por los casi treinta kilómetros que llevan encima. Sólo falta una subida y bajada más. ¡Vamos!

Poco después llega Diego (el amigo y compañero en la Garmin Team Trail) y se le ve estupendo. Es toda una bestia.

Al final acaba apareciendo Arnau, también con problemas y acabo volviendo con él y sus padres a Camprodón charlando de todo un poco. ¡Gracias por el viaje!

Después de una ducha y comer algo, me encuentro con Diego, que ha acabado hace poco y echamos un par de cervezas con él, Arnau y otro amigo suyo. La manera ideal de acabar cualquier carrera que se precie.

Conclusiones:

  • El espíritu finisher no es sano, y más en un deporte en el que corremos tantos kilómetros. Está bien escuchar el cuerpo en carrera.
  • Tendría que haberme dejado mucho más claro que hoy no iba a competir, pese a llevar dorsal, pero cuando se es un poco competitivo… Más no siempre es mejor.
  • He acabado con un ciclo de 9 días bastante potente con mucho desnivel y ahora toca descansar. Tengo 14 días para la maratón de la Buff y otras dos semanas más para la Vuelta al Aneto.
  • Necesito zapatillas y calcetines nuevos. ¿Recomendaciones?

6 comentarios en “Crónica: Trail Ulldeter”

  1. Ueeeeee, festival de metros +y – ayer en Camprodon!!
    Ilusión máxima de encontrarte por ahí, un resvalón malo lo tiene cualquiera, pero ya veras que cuando asimiles la carga de estos dias, te vas a acabar de coronar en esta temporada.
    Cabeza para estas 2 semanas antes de la Buff y a darlo todo!!

    1. ¡Grande Diego!
      ¡Nos espera un Julio y Agosto apoteósico de cara a tu UTMB! 😀

      Fue un día tonto y no iba con las pilas muy cargadas, pero ahora como dices, descanso y cabeza estos 14 días previos a la Buff 🙂

  2. Grande tu carrera Carlos, aunque no la acabaras. Una retirada a tiempo es una victoria a veces..Es importante escuchar el cuerpo, sensaciones.
    Saca el lado positivo a tu experiencia vivida..entreno hecho, y proyectos para el próximo año…repetirla para volver disfrutar. Gracias!

    1. ¡Gracias MªLuisa! Sin duda, me quedo con muchas cosas buenas de ese día, lo único que me da lástima es no poder haber acabado, pero otra vez será 😉

  3. Grande crack!!!!, no te vi!!!!, gran decision!!! Yo tampoco apruebo el espuritu finisher!!! Vente a camprodon y repetimos la subida de ogassa jeje

    1. Cómo mola esa pedazo de subida crack! 😀 Julio jodido, pero Agosto voy a hacerte una visitilla!

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