Los 42 kilómetros de Barcelona

marato-barcelonaEl otro día le sugerí a un amigo que escribiera crónicas de todas sus carreras. Imagino que en mi caso, ayuda que me guste escribir, pero es que son tan efímeras…

Pasas semanas, meses e incluso años pensando en una carrera, y cuando llega el dichoso día, los minutos y las horas pasan volando y cuando te das cuenta, con un poco de suerte, ya estás cruzando la meta.

Pero cuando escribes lo vivido aquel día y vuelves a leerlo, sobretodo si te has centrado en los pequeños detalles, toda la carrera te vuelve a la mente y aunque sea por unos minutos, vuelves a revivirla sin importar el tiempo que haya pasado.

Por eso escribo sobre la mayoría de carreras que corro y por eso hoy voy a escribir sobre como me fue la maratón del domingo, ahora, que sigo con las piernas trinchadas y las primeras sensaciones siguen presentes.

Después, todo tiende a idealizarse.

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Pasos hasta la Maratón de Barcelona

La Marató de Barcelona era una de esas carreras que tenía pendiente desde hacía mucho, de aquellas en las que piensas largo y tendido, pero que por hache o por be no acaban de materializarse.

Sin embargo, antes de acabar el verano, me las arreglé para inscribirme y liar a varios de mis amigos para que también la corrieran. En realidad, no sólo eso, su verdadero reto era estrenarse en la distancia y vivir por primera vez lo que era correr 42 kilómetros. Y por raro que parezca, ayer ya estaban hablando de cuándo iba a ser la próxima. Parece que no tuvieron suficiente.

La Maratón de Barcelona también era la oportunidad perfecta para volver a probarme en asfalto después de más de un año desde la última. Y para serte sincero, ésta debe ser una de las maratones a las que más tranquilo y confiado he llegado, pero a diferencia de todas las anteriores, esta ha sido la única en las que las cosas no han ido según lo planeado. Supongo que ya tocaba.

Minutos antes de la salida

Me despido de Angel y Laura, que han venido a acompañarnos, y también de Eric, Marc y Marcos. A Neus la hemos perdido hace un rato. ¿Quién nos iba a decir a nosotros que correríamos una maratón algún día? Esta es su primera maratón y aún no saben a lo que van a enfrentarse ni lo que supone correr cada uno de esos kilómetros.

Después de muchas semanas pensando en este día, por fin ha llegado su hora y en minutos podrán dar su primer paso. Conociéndolos, tengo absoluta certeza de que los veré al final y con la medalla en el cuello. No son de los que se rinden fácilmente.

Salgo del guardarropa y me dirigo corriendo hacia mi cajón entre la mochedumbre y por un momento pienso que no voy a llegar a tiempo. Al final consigo encontrar la entrada de mi cajón y logro inmiscuirme sin problema entre todos esos corredores.

Es la primera vez que veo una salida de este calibre tan de cerca. Pienso en que detrás de mi deben haber más de 20 mil personas y me da vértigo. A mi lado, algunos de los corredores lanzan la ropa que les sobra fuera del cajón. Otros, en cambio, aprovechan para mear al lado de las vallas. Todos a mi alrededor, tienen pinta de correr de lo lindo.

Hace un día de lujo, nada de calor, el cielo está totalmente despejado y salvo algunas rachas tontas un poco más adelante, nada de viento. Parece que hoy las condiciones son perfectas para correr.

Arrancamos

Dan el pistoletazo de salida y sólo unos segundos después ya estoy cruzando la salida. Mi estrategia para hoy es ir con mucha calma los primeros 7 kilómetros, con ritmos de 3’50″min/km o más y sin preocuparme en exceso de si me columpio más de lo normal. Quiero asegurar y tener buenas sensaciones durante toda la carrera.

La tendencia de esta primera parte es ascendente e intento ir todo lo relajado posible. Cuando toca subir, dejo de apretar tanto, mientras que cuando llanea o se inclina hacia abajo, aprovecho para dar algo más de gas.

Los primeros kilómetros quedan en 3’55», 3’50», 3’58», 3’37», 3’56», 3’45» y 3’54». De libro, vaya.

Empieza mi maratón

Después de estos primeros kilómetros cogiendo ritmo, llegamos a Diagonal y con ello, toca cambiar de chip. La cantidad de gente animando durante TODO el recorrido es espectacular y prácticamente vamos en volandas. Voy embobado mirando todo a mi alrededor y más feliz que una perdíz.

Apreto un poco, pero aún así el ritmo es muy gestionable y me veo acabando la maratón desde el inicio. Hoy va a ser uno de esos días en los que pese a sufrir por acabar, voy a disfrutar de verdad. Además, aunque no quiero centrarme en ello mientras corro, esta carrera marca el inicio de mi temporada de trail.

Paso los 10 kilómetros en 38’13», cuando lo previsto es hacerlo en 38’05». Prácticamente quirurjico.

Pasado este punto decido desentenderme del reloj totalmente y dejo de contar si voy segundos arriba o abajo de lo planeado. Me encuentro bien y prometo no mirar el reloj hasta el paso por la media maratón.

Callejeamos por parte de Barcelona y aunque es divertido, sobretodo por la cantidad de gente en las calles, el recorrido no me parece espectacular y cuando llegamos a Meridiana, en el 18, la cosa se pone monótona de verdad.

En algún punto entre el 15 (que paso en 57’19») y el 18 paro a mear en uno de estos W.C. de pie. Pierdo 25 segundos pero no me preocupa porque voy bien de tiempo y como tengo en mente, quiero asegurar sentirme bien durante toda la carrera y prefiero correr cómodo.

Cuando vuelvo a correr, me doy cuenta de que en ese lapso de 25 segundos, de estar corriendo con un corredor delante y otro detrás, paso a correr con un grupo enorme lo cual hace más ameno el viaje.

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El paso de la media maratón es en 1h20’52», y la parte más dura de la carrera queda detrás, con zonas muy llanas por delante y con las piernas relativamente frescas. Ritmo medio hasta este punto en 3’48″min/km. La segunda media debe salirme por debajo de la hora veinte, pero prometo no lanzarme hasta el 32 o más.

Volvemos a pisar Diagonal en el kilómetro 26 y los últimos cinco salen a 3’46», 3’38», 3’44», 3’49» y 3’52». Ahora sé a que ritmo iba porque estoy repasando la actividad en mi Garmin, pero en aquel momento vuelvo a prometerme una vez más dejar el reloj hasta el 30. Ahí es donde empieza de verdad la carrera.

Hasta ahora todo va genial, pero es precisamente en este punto cuando las piernas dejan de funcionarme como deberían. Dejo de encontrarme cómodo, y ojo, que esto lo digo desde la experiencia, que cuando digo cómodo es que puedo correr bien, no que esté como una rosa.

Pues me resulta muy difícil ponerme al ritmo que toca, noto que me faltan pilas y aunque no se me ha hecho largo el trayecto hasta aquí, las piernas me dicen que hoy no es mi día.

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Lo intento durante 10 o 15 minutos más. Intento encontrar las sensaciones, pero las piernas siguen en Diagonal y cuando paso por Diagonal Mar, en el kilómetro 32, aunque mi ritmo medio es de 3’50» en ese punto con proyección de bajar de las 2h42′, algo en mi mente hace el clic y dejo de luchar.

Hoy si he encuentrado el muro. Game over. Pero bueno, esto es lo que pasa cuando juegas en esa fina linea entre tu mejor tiempo y el abismo.

Viendo que esto va a ir a menos y que no voy a conseguir bajar mi anterior marca, me da igual el tiempo final y me digo de que ya es hora de disfrutarl realmente de la maratón y su recorrido. Así que en lugar de lamentarme, me dejo llevar y sigo corriendo a un ritmo que me parece cómodo.

Me olvidé de cargar el reloj y en el 39 se queda sin batería y hasta entonces, los últimos kilómetros salen a 4’02», 4’08», 4’13», 5’46», 4’08», 4’13 y 4’10» el 39.

El kilometro de 5’46» es por otra parada extra, pero esta vez en un baño portátil en el 36. Después del inciso de minuto y algo, es cuando realmente noto como de trinchadas tengo las piernas.

Del 32 en adelante, pese al mal trago y a la «catástrofe» de no lograr marca, lo disfruto como el que más. No se si es la situación en la que me encuentro o es de verdad así, pero los últimos kilómetros me parecen los más bonitos y divertidos con diferencia.

Pasamos por el Parc de la Ciutadella, Arc de Triomf, Plaza Catalunya, correteamos por Portal de l’Àngel… Esta parte es brutal. Me pongo a pensar en lo afortunado que soy de poder correr una carrera así, en lograr acabarla (lo voy a hacer) y en permitirme hacer un tiempo genial pese a pinchar estrepitosamente. Si algo me han enseñado los kilómetros que llevo encima es a saber disfrutar cuando toca. Y respecto al tiempo, prometo probarme dentro de no mucho en otros 42 kilómetros de asfalto. No se porque se me corta la respiración y suelto una lagrimilla. No puedo evitarlo e intento pensar en otra cosa. Es la primera vez que me pasa.

Llego a Colón y me encuentro con Angel que durante unos segundos corre a mi lado, hablamos de cómo me ha ido y me da animos para los últimos dos kilómetros. Y aunque teóricamente era una de las partes duras del recorrido, porque se inclinan hacia arriba hasta Plaza España, las disfruto al máximo y cuando me doy cuenta ya estoy arriba y a escasos metros de la meta.

Giro a la izquierda y finalmente cruzo las dos torres. Me emboba la gente, el ruido, y todo ese espacio abierto delante de mi con una meta al final del recorrido. No aprieto, simplemente sigo corriendo y observo a mi alrededor. Intento tomar detalle de todo y guardarlo en mi retina. Y cuando paso por meta, el cróno marca 2 horas 48 minutos. Curiosamente como mi número de dorsal. Posición 213.

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Maratón de Barcelona, ha sido un placer correrte, quizás nos veamos las caras en otra ocasión y quizás en esa ocasión haga mejor tiempo, pero no creo que te disfrute más de como lo he hecho en esta ocasión.

Maratón de Barcelona, contigo cierro un ciclo y empieza otro. Toca volver a dónde más cómodo me siento, a la montaña. El próximo año volveré a repetir la experiencia de correr una maratón de asfalto, pero mientras tanto, toca volver a lo natural y a pasar horas y horas al aire libre. Es lo que me pide el cuerpo.

Y mis amigos, todos ellos acabaron su primera maratón y como les advertí nada más acabar, se tardan días en asimilar una experiencia así. Sólo puedo decirles, ¡bienvenidos al club!, esto no ha hecho más que empezar.

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