Del mar a la montaña en La Portella

portella6Los domingos, si son de carrera, se convierten en uno de los mejores días de la semana, y ayer… ¡ayer era domingo!

La segunda prueba del circuito CCTGN, la Cursa de La Portella y sus 23,5k y D+1380, tenían la culpa de que tocara madrugrar. Cuando me metí entre las sabanas ya había empezado a llover y parecía que se esperaba lo mismo para el resto del domingo, sin embargo, cuando tocó ponerse en pie aunque el ambiente estaba fresco, decían que no ibamos a pillar ni una gota. De hecho, al final acabó haciendo un lujazo de día y hasta acabamos pasando calor.

Al contrario que en la primera prueba del circuito, esta vez decidí ponerme delante en la línea de salida, para así intentar atacar desde el principio y quitarme los posibles tapones que pudieran hacerse.

La verdad fue que después de varias semanas tocando más asfalto que montaña, los primeros minutos, que eran de mucha pista, pude ponerme a tirar delante sin problema. No me encontraba especialmente bien después de los 42 kilómetros de Barcelona de hacía sólo 7 días, pero si no probaba, no había manera de comprobar que tal estaba.

Quizás hoy era uno de esos días en los que pese a todas las señales, acaba saliendo una carrera redonda, pero al final resultó que no estaba para mucha fiesta y con el primer repechón tuve que enfrentarme a la realidad… estaba corriendo sin piernas. Al menos no corría con las mías.

portella2
portella1La carrera empezaba prácticamente a nivel del mar y para el kilómetro 9 estabamos ya a unos 700 metros de altura, con algunos tramos técnicos, con subidas de meter mucha pierna, tirando de cuerdas y pudiendo correr muy poco. A nivel de ritmo no había problema, pero los cuadriceps los sentía muy tocados y dolían desde el inicio al subir, y aún más, con los impactos, al bajar.

Eso sí, el paisaje era brutal y no pude evitar comentarselo más de una vez a algunos de los corredores con los que me topé del club que organizaba la carrera, el Centre Excursionista Serres del Mestral. Tener esas montañas al lado del mar es todo un lujo.

Mientras subía, miraba para arriba y veía la fila de corredores serpenteando y perdiéndose en la niebla de la punta. Era una imágen bastante poderosa y que me motivaba a seguir corriendo.

portella4

Cuando llegamos arriba, tocaba empezar a bajar a lo bestia y resbalé de lo lindo en más de una ocasión. No tardamos en descender varias decenas de metros de golpe para llegar poco después a una pista ancha y bastante picada para abajo donde pude recuperar algo el ritmo y recuperar un par de posiciones.

No tenía ni idea de cuánta gente había dejado pasar en la subida, así que en este punto me centraba en correr al mejor ritmo que me permitían las piernas y pasar a corredores sólo si era estrictamente necesario.

Cuando el terreno llaneaba, la cosa se me ponía más fácil al no tener que tirar tanto de cuadriceps, pero a diferencia de otras, esta no era una de esas carreras en las que acabo encontrando buenas sensaciones. Suerte de lo bonito del recorrido, que volvería a repetirlo en el futuro sin dudarlo.

portella3

Después de 9 kilómetros más de bajada, sobre el 18, volvimos a llegar a altura de mar para enfrentar un último repechón de unos cien y poco metros positivos, que estoy seguro que a más de uno se le atragantó de lo lindo.

En mi caso, como iba atragantado desde el inicio, me dió bastante igual. Las vistas, a la derecha el mar en ese día soleado que se había quedado, y a la izquierda, con las montañas que acababamos de coronocar hacer sólo un rato, me daban cierta sensación de paz y me hacía olvidar con bastante facilidad la congestión de piernas.

Volvimos a bajar a ras de mar y ya sólo tocaba llanear dos kilómetros para llegar a meta. El primero pisando la playa y el segundo callejeando Hospitalet de l’Infant hasta llegar a meta. En estos dos últimos di lo máximo que podía dar, pero las piernas pesaban demasiado. Si antes decía que había empezado prácticamente vacío, cuando llegué a meta necesitaba un repostaje completo.

Al final, crucé la meta en 21ª posición con un tiempo de 2h35 y algunos segundos. Me llevo algunos puntos a casa y ahora a esperar un mes hasta la siguiente carrera. Podré recuperar bien, sin duda.

De esta carrera me quedo con: Los primeros 9 kilómetros y todas y cada una de sus subidas. Aunque no pudiera apretarlas, el paisaje valía la pena. Como decía, si puedo, repetiré circuito más adelante.

Me quedo también con los resultados de todo el equipo de TiulaTrail, que van in crescendo y por supuesto de la merecida comilona de después (lástima que nos faltara Jordi y Diego). Las anécdotas de sus carreras me las guardo para mi, porque las hay. ¡Me onorgullece pasar horas con vosotros!

No puedo evitar quedarme también con las sensaciones de la carrera, que no fueron nada buenas, pero que me recuerdan que puedo seguir apretando a pesar de las condiciones y que aunque algunas veces lo dude, tengo una cabeza muy dura.

Y por supuesto, me quedo con lo más positvo: Una vez más tuve la oportunidad de correr una carrera, de disfrutar de paisajes increíbles, de compañía aún mejor y que pese a todo, pude volver a divertirme como un crío, que es precisamente por lo que corro, para disfrutar.

portella5

Fotos de Ramón Ferrer

1 comentario en “Del mar a la montaña en La Portella”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *