Corriendo en círculos: Experiencia de las 6 horas en pista de Vilafranca

6hvilafranca-1 Sólo 6 días después de la 4 Termes, la primera prueba de un de las ligas de carreras por montaña que correré este año, Marc y yo nos líamos la manta a la cabeza y nos apuntamos a las 6 horas en pista de Vilafranca.

En realidad, yo estaba tentadísimo a correr las 6 horas en pista y la primera intención de Marc era hacer la 10 kilómetros, pero después de pensarlo un poco, encontramos un propósito mejor: Correr la prueba de 6 horas pista por parejas y tomárnoslo como uno de los últimos entrenos largos antes de la Maratón de Barcelona y para la que quedan sólo tres semanas.

Estoy sentado ahora mismo en el sofá y para serte sincero, creo que nos pasamos un poco con ese último «entreno» largo, porque escucho a Marc resoplar cada vez que intenta bajar o subir las escaleras y yo… idem. Eso sí, en el momento de escribir esto sólo ha pasado día y medio, así que es medianamente normal que aún sigamos con las piernas tocadas. Ni idea de qué tal se encontrarán el resto con los que corremos el sábado.

Pues bien, nos presentamos en las pistas de Vilafranca alrededor de las 10:30, no sin antes pasar a desayunar bien en un bar de cerca. Todo empezaría a las 12 del medio día.

Nuestra carrera en pareja consistía en correr durante 6 horas por relevos, haciendo tantos cambios como quisieramos en una zona delimitada con unas vallas en uno de los laterales de la pista. El único avituallamiento, estaba un poco más lejos, en una de las curvas, donde teníamos una mesa con nuestros números de dorsal, un par de botellines por cabeza (para agua e isotónico) y otra mesa con trozos de barritas, geles y fruta.

Los que participabamos en pareja teníamos la suerte de contar el uno con el otro para todo (pedir agua, comida, etc.), pero el resto de participantes, los que corrían las 6 y 3 horas en solitario, contaban con la ayuda de los voluntarios del avituallamiento para que ni siquiera tuvieran que pararse. Un 10 a la organización con todo.

Decidimos plantear la carrera con sólo 4 relevos con algo así como 1 hora Marc, 2 horas yo, otra hora Marc y finalmente 2 horas más yo.

El primer bloque de tres horas, la intención era hacerlo a un ritmo moderado, y si la cosa evolucionaba bien, ponernos a nuestro ritmo de maratón en el segundo bloque. De esta forma podíamos tocar un poco los ritmos de la maratón con algo de pesadez en las piernas y simular así las sensaciones en carrera.

Sin embargo, las otras parejas, que realmente sabían lo que hacían, no como nosotros, hacían cambios mucho más cortos de treinta, veinte, quince minutos y conforme pasaban las horas, de incluso unas pocas vueltas.

En la primera hora de Marc, no sólo no fue muy tranquilo, si no que logró su mejor marca personal en 10k con 47’50» con muy buenas sensaciones y me dejó el contador de kilómetros en casi 12 cuando me dió el relevo después de la primera hora.

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Hacía un día esplendido, con un sol alucinante y nada de frío para ser Febrero. Estaba impaciente por empezar. Quería ver que tal me notaba las piernas después de una semana muy suave (recuperando de la carrera del pasado domingo) y también comprobar de que iba esto de correr durante tantos kilómetros sobre una pista.

Cuando me puse en marcha, a pesar de que aún me pesaba el bocadillo de primera hora de la mañana, después de unos pocos minutos y sin apenas darme cuenta, me pillé rodando a ritmos cercanos a mi ritmo de maratón. Tenía buenas sensaciones, pero claro, sólo llevaba unos pocos 400 metros.

Viendo que Marc también había hecho la primera parte más rápida y que no había nada que perder, habíamos venido con la única ilusión de hacerlo lo mejor posible y experimentar que es correr en circulos, decidí mantener el ritmo hasta acabar las dos horas y completar así la mitad de nuestra carrera.

Aquel relevo de 2 horas me pasó especialmente rápido y cuando tocó parar, llevábamos ya una maratón de distancia aproximadamente. Como era de esperar, las siguientes tres horas salieron mucho más lentas.

Marc salió a hacer la siguiente hora (la cuarta) y acabó rodando a ritmos de alrededor 25 segundos por kilómetro más lento que antes. Sin emabrgo, de ánimos la cosa iba a más. Primero, porque pasado el ecuador de la carrera, vimos que no se nos estaba dando tan mal, y segundo, porque la experiencia de correr una carrera en pista estaba resultando ser mucho más divertida de lo que hubieramos pensado.

A todo esto, y no lo había dicho antes, los corredores de la prueba de 6 horas en solitario y de las 3 horas, salimos todos a la vez. Inevitablemente, la diferencia de distancia, marcaba una diferencia de ritmos en la pista.

Los de las 6 horas, por definición, debían ir más lentos que aquellos corriendo la prueba por parejas o los de 3 horas, así que durante gran parte de la carrera, durante todas y cada una de las vueltas, ibamos adelantando corredores, algunos de los cuales verdaderos monstruos de esto de correr varias horas en pista. No hace falta decir nombres, pero fue un verdadero honor compartir pista con corredores como esos, que asustan de sólo ver el currículum de carreras y victorias que tienen.

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Total, llevábamos 4 horas de carrera y me tocaba a mi dar el relevo a Marc. La intención antes de empezar, como decía, era acabar las dos últimas horas yo, pero viendo la estrategia de los otros participantes y lo que me había exprimido en las primeras dos horas, la cosa se quedo en que hice 43 minutos más y de nuevo un relevo de Marc de unos 15-20 minutos.

De piernas iba perfecto, pero desde la primera vuelta apareció un flato que no conseguí quitarme hasta acabar la prueba. Pensé que quizás pasaría al parar un poco pero la cosa no fue a menos y no me dejó correr nada cómodo lo que quedó de carrera. En más de una vuelta pensé en echarme a un lado y meterme los dedos para echar todo lo que había comido.

Le doy sólo una explicación: Comí demasiado en ese parón de una hora. Lo que debería haber hecho es tirar de fruta y quizás, un poco de barrita o gel (tal y como estoy acostumbrado), en lugar de la riquísima tortilla de patatas que me acabé comiendo.

Al ponerme a rodar me notaba demasiado lleno, y junto con el flato, la imposibilidad por hidratarme las dos horas siguientes y que inevitablamente me llevó a acabar bastante enrampado.

En esos 43 minutos fui incapaz de tocar los ritmos de antes, y me quedó casi 30 segundos más lento. Ese relevo fue de 10.15km, 43 minutos y una media de 4’14» min/km, cuando el anterior de 2 horas, fue de 31.4km y media de 3’47».

Marc, con el que habíamos acordado que hoy hiciera sólo dos horas, acabó cumpliendo de más y haciendo el siguiente relevo de varios minutos y dos más hasta el final de carrera.

Los últimos segundos del marcador se los metió practicamente a sprint, dejando el contador de kilómetros en nada menos que 188 vueltas alrededor de las pistas de atletismo de Vilafranca. Eso equivalió a 79,5 kilómetros, una segunda posición que sabe a gloria (a sólo tres vueltas de los primeros) y sensaciones muy buenas para los dos para la Maratón de Barcelona.

Sobre lo de correr en pista, mis más sinceros respetos a los amantes de esta disciplina de la ultradistancia. Me gusta correr y me gusta hacerlo por montaña, pero creo que después de esta experiencia he descubierto una nueva diversión.

Este Diciembre me hubiera gustado asistir a las 24 horas en pista de Can Dragó (una prueba con bastante nombre) para correr la prueba de 12 o 24 horas, pero después de ver a los corredores de la prueba de 6 horas en directo y ver lo castigante que puede llegar a ser, creo que las 24 horas me quedan MUY lejos por ahora.

Las 12 horas quizás sigan en mi mente durante un tiempo como «prueba», pero sin duda lo más probable es que en un futuro cercano haga el intento de preparar a conciencia una prueba de 6 horas en pista. ¿Y la experiencia de repetir una carrera en pareja? 100% asegurada en un futuro.

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