Da igual qué carrera sea porque al final siempre acaba ocurriendo lo mismo. Aunque disfrutes gran parte de ella, el tiempo acaba por no pasar.
Y las piernas te pesan y notas como se te hinchan los pies. Te lamentas y juras en voz baja, tuerces los labios, aprietas los dientes, y aún asÃ, cuando vuelves a mirar el reloj, no ha pasado mucho más que la última vez que lo miraste.
Y lo único que quieres es que todo acabe para poder irte a casa. Pegarte una merecida ducha y una birra bien frÃa. Quizás comer algo. Pero aguantas, porque como mÃnimo aún queda un rato más. Te engañas y te dices «sólo unos pocos pasos más».
Lo peor de todo esto es que no puedes decir que no supieras que esto iba a ser asÃ. Ya has corrido demasiadas carreras como para olvidarte de que esta parte nunca cambia, de que los finales siempre duelen.
Y leyendo esto uno quizás se pregunte: ¿Es más importante la cabeza o las piernas?
Pues a partes iguales, amigo mÃo. Para ganar cualquier batalla hace falta un general y un soldado. El general es la inteligencÃa, la estrategia, la determinación y el aguante. El soldado, en cambio, es la parte fÃsica, la que se sacrifica, la que suda y acaba dolorida. Y si una de los dos falla, no hay manera de ganar.
Carlos leo todos tus post están increÃbles y con un lenguaje súper moderno, te felicito!
¡MuchÃsimas gracias Cori! Se agradece saber que te gustan 🙂
Ostres carles, et felicito escrius força be. M’agradat molt lo del soldat i el general!!!
sort diumenge, jo tambe hi sere.
Grà cies Manel! Molta sort a tú també! Ho farem de luxe, ja veurà s! 😀