Cada carrera es una única. Córrela como si fuera la primera, como si fuera la última. Corre al máximo y esfuérzate por el resultado que mereces. Hoy. Ahora.
No te confies y pienses que hoy vas a dar menos que el máximo. Que hoy será más fácil. No caigas en el conformismo y nunca des menos que todo lo que puedas dar.
Y cuando compitas con todo tu corazón volcado en ello y las cosas no vayan como te esperabas, recuerda que sólo exprimiéndonos saboreamos con toda su magnitud la verdadera satisfacción. Olvida resultados y tiempos y que el único factor por el que te juzgues sea cuánto te has esforzado.
Habrá carreras buenas, carreras no tan buenas y carreras malas… y necesariamente tiene que haber de las últimas para tener grandes dÃas.
Después de una carrera, especialmente de una mala, renacemos. Al levantarnos a la mañana siguiente, todo no se ve tan negro como cuando acabó. Y al contrario de lo que uno pueda pensar, esa experiencia, no hace más que curtirnos y darnos fuerza para intentarlo aún más fuerte.
Ahà radica la belleza de la superación y el esfuerzo, y por suerte, corriendo tenemos mucho de esto.