Llevas meses entrenando y cuando finalmente toca descansar, porque has corrido esa carrera con la que tanto soñabas o simplemente se ha acabado tu temporada, sientes un inmenso vacío.
«¿Y ahora qué?» te preguntas.
No siempre es así, pero puede suceder y cuando lo haga, mejor que tengas claro esto…
Es normal. Es parte del proceso.
Dáte un respiro. Has estado entenando duro, muy duro, o extremadamente duro y tú, tu cuerpo y tu mente merecéis un descanso.
Aún si tienes muchísimas ganas por volver a correr, aguántatelas. Para dar el máximo hay que tener mucha hambre de kilómetros.
Después de todo gran reto, de todo gran año, necesitamos un tiempo de desconexión para recuperar la ilusión. Deja de correr o de pensar en competir y dedica más tiempo a todo aquello que habías dejado de lado.
Y finalmente, cuando sientas que estás listo, ¡propónte un nuevo gran reto!
Corremos porque podemos y nos encanta, pero tener objetivos en el horizonte nos hace correr con propósito y eso nos ayuda a enfocarnos.