Por qué sonreír mientras corres

Puede que parezca una soberana gilipollez pero… Dicen que sonreír mientras corres ayuda a correr más rápido, o como mínimo a disfrutar más.

El otro día vi como alguna gente por Instagram compartía una imagen sobre esto mismo, y revisando borradores de posts pendientes de publicar, encontré esto que había escrito hace mucho tiempo sobre sonreír mientras corres.

Es algo «breve», pero espero que te ayude, o como mínimo que te inspire.

Por qué sonreír mientras corres

Cuando algo te gusta tanto como me gusta a mi correr, es inevitable disfrutar de ello a menudo. Cuando tus «entrenamientos» no son sólo entrenamientos con un objetivo en mente, sino una manera de equilibrar tus días, es mucho más fácil disfrutar de ello, y aunque sea sin proponértelo… sonreír corriendo.

No es que vayas por ahí corriendo y de repente sonrías como un idiota, pero cuando disfrutas es fácil hacerte sacar una sonrisa.

Mientras corro por ahí, pienso en lo afortunado que soy de poder correr un día más. De verdad, nunca sabemos si algún día tendremos que dejar de correr, de moverte libremente, esa sensación de libertad… ¿Recuerdas esa rabia y ese malestar de cuando estás lesionado? ¿Obligado a no moverte o hacerlo lo justo? Precisamente por días como esos, cuando salgo ahí fuera y sí puedo correr, me gusta pensar en la suerte que tengo y en todo lo que me aporta. Y cuando lo hago, es inevitable sonreír corriendo.

A veces es cuestión de un segundo, en el que de repente, ves un paisaje impresionante y dices «¡Joder, qué pasada!» Te pones emotivo y alucinas. Sonríes, y bueno, también echas una foto porque ahora se es mucho de eso, de publicarlo en las redes…

A veces es en una salida con algún amigo, en el que en algún quiebro del camino te adelanta y por unos instantes jugáis como perros sueltos después de pasar todo el día en casa. Piedra arriba, piedra abajo…

O esos típicos acelerones a final de los entrenos por asfalto que a todo el mundo le gusta hacer, hasta que uno de los dos dice «¡Hasta aquella farola!» o «¡Hasta aquel árbol!». Y empezáis a acelerar como críos en el recreo. Y cuando llegáis, reventados, sonréis. Os chocáis la mano. En definitiva, sois felices.

A veces también sonreímos por ver una cara conocida en un lugar inesperado. A veces corro tan abstraído de lo que me rodea que no veo ni las caras de con quién me encuentro, pero otras, cuando voy más relajado, el simple hecho de ver una cara conocida en el kilómetro tanto y muchos de una ultra, es mucho más potente que cualquier gel o café. Y cuando los ves, sonríes. Su saludo es tu energía. Recuerdo mil momentos de mil carreras diferentes en las que un amigo me ha dado energía con una simple sonrisa. Te sonríe, tu le sonríes y todo vuelve a estar bien, por muy cansado que estés.

Pues bien, toda esta filosofada… sólo es un recordatorio de algunos momentos en los que involuntariamente sonreímos, pero a lo que quiero llegar con estas líneas es que de vez en cuando, cuando seas consciente y recuerdes esto, ya sea perdido en medio de la montaña o corriendo en asfalto, sonríe corriendo aún a riesgo de parecer un zumbado o zumbada. Y porqué no chillar ¿sabes cómo sube la adrenalina con un par de gritos en medio de la nada? Por que sonreír, aún a propósito, ayuda.

Hay diversos estudios que demuestran que sonreír voluntariamente mientras corremos mejoraba la economía de carrera hasta en un 2%. Son sólo datos y como todos los estudios, hacen falta decenas más para realmente valorar que esto sea cierto. Quizás un 2% no parezca mucho, pero créeme, si realmente hay una posibilidad de que ese dato sea cierto… es una barbaridad.

Y bueno, no sólo eso, estoy casi seguro que esto es verídico… Sonreír mientras corremos disminuye el esfuerzo percibido, así que no sólo puedes correr un poco más rápido sino que puedes hacerlo más agradable.

Todo esto no parece una verdadera locura si te digo que hasta Eliud Kipchoge, el keniano que casi consigue batir las 2 horas en una maratón con el Breaking2, sonreía a propósito en los últimos kilómetros de su casi récord mundial.

Como decía, hacen falta muchos más estudios para confirmar esta idea, pero por ahora, probar a sonreír corriendo requiere de poco esfuerzo por tu parte y no tiene ningún contra. ¿Por qué no intentarlo? Lo peor que puede pasar es que alguien te sonría de vuelta.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *