Estoy sentando frente a la ventana mientras escribo esto y precisamente no hace un gran día para salir a correr. Para mi suerte, hoy es mi día de descanso y con el viento y el frío que hace (es uno de esos días grises en los que el viento azota fuerte), no me hubiera apetecido demasiado salir a correr.
Es extraño que me diga eso, pero todos tenemos días en los que no nos apetece mucho salir a correr, aunque sé, por haberlo vivido una y otra vez, que después de salir a correr siempre me digo «¿Por qué coño me ha costado tanto ponerme las zapatillas?» Y me siento espectacular después de haber acabado. Las horas de día que quedan son siempre mejores después de unos pocos kilómetros.
De todas formas, estas líneas no tenían la intención de decirte que no me apetece mucho salir a correr pero que por suerte hoy es mi día de descanso, estás líneas tratan acerca de no ponerse excusas y como los seres humanos recurrimos a ellas día sí, día también, en muchas de nuestras actividades diarias. Limitándonos en exceso. Y sí, también corriendo.
Por favor…