Después de un par de meses desde que empezó la pandemia y tras posponer o anular casi todo el calendario de carreras, es innegable decir que ésta va a ser una temporada atípica para todos los corredores, tanto en lo deportivo como en lo personal.
Las grandes dudas que surgen ahora son ¿Cómo entrenar sin objetivos? y ¿Cómo mantener la motivación sin competiciones?
El primer obstáculo que nos encontramos fue cómo entrenar durante el confinamiemiento (si es que decidíamos hacerlo) y cómo utilizar aquellos recursos que teníamos para entrenar en casa. Para algunos, encerrados entre cuatro paredes y poco más que unas gomas y quizás un rodillo o una elíptica (los más afortunados), ha sido un verdadero reto mantener la forma.
Desde el día uno de que todo esto sucediera, decidí ponerme en el peor escenario posible, el de uno en el que no pudiéramos volver a entrenar con normalidad durante semanas.
Desde entonces intenté transmitirlo a amigos y otros runrockers, y quizás al plantearlo así, con cierto optimismo sobre lo que podíamos conseguir y lo que no, conseguimos mantener mutuamente la motivación y conseguir salvar los muebles e incluso mejorar muchos puntos débiles.
Ahora, la nueva realidad post-confinamiento (que será total en dos o tres semanas), será la de una posible temporada sin carreras.
Vuelvo a ponerme en lo peor, en la posibilidad de que no podamos volver a competir hasta 2021, pero sé que hay muchas papeletas para que en otoño podamos ponernos algún dorsal. Sea como sea, el planteamiento debería ser el mismo, al menos es el que planteo seguir:
Prepararnos físicamente para competir en otoño y psicológicamente para afrontar la posibilidad de que no podamos hacerlo.
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¿Valió la pena entrenar durante el confinamiento?
Durante las semanas de confinamiento más extremo, sobretodo las primeras, el desconcierto era el pan de cada día. También el aluvión de noticias (bastante negativas), de números de muertes y contagiados, la pobre situación sanitaria y económica. Esta parte podría titularla cómo «Entrenar en tiempos de crisis».
Algunos corredores decidieron hacer lo mínimo o simplemente pulsar el botón de standby y colgar las zapatillas durante unas semanas rezando para que esto fueran sólo dos o tres semanas.
Otros tantos, hicieron justamente lo contrario, y se pusieron a entrenar como nunca, hacer retos imposibles y al final, desfondarse en la primera o segunda semana.
Mi planteamiento fue algo diferente a estos dos: Empezar a entrenar con esas nuevas condiciones y como si esa «nueva normalidad» fuera indefinida.
Nada de locuras ni semanas increíbles, sino enfocar todo para continuar entrenando de manera regular aprovechando los recursos que tuviéramos.
Entrenar de manera consistente proporciona más beneficios en la gran mayoría de casos que entrenamientos sobrehumanos o ciclos de infarto.
Como la gran mayoría no tenía cinta para salir a correr, era inevitable cambiar el estilo de entrenamientos y el enfoque, pasando a trabajar principalmente el gran punto débil de la mayoría, la fuerza.
No podemos considerarlo una pre-temporada al uso, pero sin duda había que enfocarlo como un periodo donde sentar las bases y trabajar sobretodo el condicionamiento general e intentar mantener el fondo, de tal manera que cuando pudiéramos volver a salir, el periodo de transición no se alargara innecesariamente y pudiéramos disfrutar de hacer entrenamientos fuera lo antes posible.
La grandes preguntas aquí son ¿Valió la pena entrenar durante el confinamiento? ¿Para qué entrenar si no hay carreras a la vista?
Citaré algo que he escuchado alguna vez a Kilian Jornet y con lo que más de uno se identificará: «Podría vivir sin competir, pero no sin entrenar».
Tenemos que reconocer que la mayoría de nosotros lo que realmente nos gusta es entrenar, el día a día, y que las carreras, aunque algunos se obsesionen con ellas, son o deberían ser sólo la guinda del pastel.
Las carreras pueden ser el éxtasis final y la excusa para acabar de dar el máximo esos días tontos que quizás no nos apetece dar tanto, en entreno o en carrera. Es mucho más fácil dar más con un dorsal puesto, y es que el factor psicológico ayuda mucho.
Aún así, competir es un extra, es la salsa con la que acompañamos el plato principal, pero que si está bien cocinado, como con una buena parrillada de verduras o un buen chuletón, con un poquito de sal y aceite de oliva es suficiente.
Con los entrenamientos y las competiciones pasa lo mismo. Algunas veces, con buenas semanas de entreno y disfrutar de ellas, y de algún que otro entreno espectacular, es más que suficiente y satisfactorio.
También hay que tener en cuenta que frente a aquellos que entrenan sólo para un objetivo, siempre he intentado inculcar la idea de un deportista de mejora continua, un corredor que periodo a periodo, suba un poco su nivel independientemente de las competiciones que haya por delante.
No se trata sólo de llegar en pico de forma a una competición, sino de temporada a temporada lograr de manera casi-constante grandes mejoras. Así que con eso en mente, que haya o no competiciones no es una excusa para dejarse o parar de mejorar, sobretodo cuando la mayoría tenemos tanto margen por delante.
¿Para qué mejorar? Eso ya es cuestión de cada uno, pero creo que la mayoría disfrutamos y nos sentimos satisfechos sabiendo que cada vez podemos llegar un poquito más lejos.
A todo esto, y como último punto a si valía la pena entrenar durante el confinamiento, creo que mantener algo estable, una rutina como la de los entrenamientos que puedas haber hecho, habrá dado una estructura a tus días y psicológicamente, hacer algo de deporte, sentir que haces algo por ti mismo, te habrá ayudado a afrontar estos tiempos de incertidumbre y confinamiento.
Ya se ha hablado de forma extendida de los múltiples beneficios del ejercicio regular y ya sabes aquello que dicen de Mens sana in corpore sano. Si queremos afrontar la vida con optimismo y tener una vida plena, cuidar nuestro cuerpo es fundamental, sobretodo en tiempos difíciles.
Cómo afrontar una temporada sin objetivos (o casi)
Ahora nos queda la mejor parte, la de entrenar y disfrutar sin objetivos a corto plazo. Es probable que dada la situación actual o no podamos competir o si lo hacemos, sea en otoño o invierno, por lo que deberíamos enfocar todo a un único pico de forma para esas fechas.
En el caso de que las cosas se complicaran y no pudiéramos competir para entonces (que sería una posibilidad), no nos volveríamos tan específicos con los entrenamientos las últimas semanas y no necesitaríamos un periodo de descanso como el que tendríamos después de un gran objetivo.
La parte positiva de esto es que podemos lograr mejorar mucho nuestro rendimiento sin desgastarnos tanto con una competición final. Esto supone que tras un pequeño periodo de descarga, podremos volver a empezar un nuevo periodo de entrenamientos enfocado en la primavera del 2021.
El gran contra de esto es que al no colocarnos el dorsal, puede que nos planteemos si este periodo no vale la pena. ¿Si quizás no pueda correr, para qué exigirme tanto? ¿Para que entrenar?
Cuando ves todo desde el punto de vista de la mejora continua y no el de entrenar para competir, todo se vuelve más simple.
Entrenas para divertirte, para superarte y mejorar constantemente, y dada la ocasión, buscaremos un pico de forma para llegar a determinada competición al 100%.
¿Pero qué sucede si no acabamos compitiendo?
Tu estado de forma habrá mejorado, probablemente también tus tiempos, no habrás acumulado tanta fatiga y poco después podrás volver a empezar un nuevo periodo de entrenamiento en el que subas un peldaño más tu rendimiento.
Si lo haces bien, habrás disfrutado entrenando más que nunca (sin la presión añadida de una competición) y quizás puedas entrenar más que con un calendario saturado de carreras. Y cuando vuelvas a tener la oportunidad de ponerte un dorsal, estar mejor que cuando toda esta odisea empezó.
Cómo motivarse sin competiciones
Lo de arriba puede parecer más fácil en la teoría que en la práctica. La realidad es que los corredores necesitamos estímulos cada poco tiempo para salir de nuestra zona de confort y para hacer algunos entrenamientos, que aunque menos disfrutones, nos puedan ayudar mucho en nuestro rendimiento o a prevenir lesiones.
Con las carreras es fácil presionarse para entrenar, ya que con un evento marcado en el calendario, crea esa sensación de urgencia y de tener que estar listo para una fecha en concreto. Esto hace que nos ilusionemos, pero también que nos estresemos y no disfrutemos de algunos entrenamientos porque creamos que son sólo un medio para un fin.
Ya escribí aquí sobre las ventajas y desventajas de competir mucho, pero diría que la mayor ventaja de no competir es la de no necesitar tanto tiempo para recuperar y el de tener mayor flexibilidad con los entrenamientos.
Hay que intentar buscar esa combinación perfecta entre los entrenamientos que más disfrutamos y los que más beneficios fisiológicos nos aporta en ese momento de la temporada.
Algunas de las manera de motivarse sin competiciones en el horizonte son:
- Con retos o proyectos personales propios. Utilizar rutas o segmentos que te gustaría hacer de uno o varios días para compartirla con otros corredores o retarte en busca de un tiempo más rápido. Es el momento perfecto para explorar nuestras montañas y rincones que nunca antes habías visitado. Al igual que para una carrera alguna vez te planteas desplazarte a un sitio que no habías visitado, reserva un fin de semana al mes para viajar a algún sitio nuevo y planea algunas rutas por la zona.
- Realizando tests de campo. Que no haya carreras no significa que no puedas seguir mejorando y que haya que olvidar medir tu rendimiento. Se pueden hacer tests de varios tipos para comprobar como van evolucionando diferentes aspectos de tu rendimiento.
- Entrenando más a menudo con amigos. Correr con amigos te ayudará a disfrutar mucho más de algunos entrenos y sin objetivos tan específicos, es momento de dejarse llevar y ser más flexible con nuestras semanas. Con el día a día nos olvidamos que algunos días, si los compartimos, quizás los disfrutemos el doble. Busca a gente de tu nivel, si es posible y planear rutas en lugares diferentes. Adicional al primer punto, siempre puedes probarte en un recorrido que os marquéis e ir en busca de vuestro mejor tiempo.
- Volverás a colgarte un dorsal. Quizás no tan pronto como nos gustaría, pero volverás a competir y por lo tanto, todo lo que hagas ahora te acercará aún más a mejores tiempos y mayor disfrute cuando puedas competir. Este periodo es el perfecto para reforzar tus puntos débiles o plantearte entrenar para distancias superiores si era algo que tenías en mente.
Espero que todo esto te haya ayudado y que veas que entrenar sin carreras en el horizonte es posible. Todo consiste en verlo desde otra perspectiva, pensar en que en un futuro volveremos a colgarnos un dorsal y encontrar otros objetivos o motivaciones propias que te ayuden a disfrutar de todso estos meses que tenemos por delante.
No sabemos cómo será el calendario de los próximos meses ni en qué condiciones correremos cuando volvamos a colgarnos un dorsal, lo que si tengo claro es que podemos controlar cuánto y cómo entrenamos y cómo afrontamos psicológicamente todo este periodo.