Algún tiempo después de empezar a correr, decidí que quería que formara parte de toda mi vida. Quería envejecer corriendo.
No lo sé a ciencia cierta, por supuesto, pero es tan heavy como notaba que me afectaba, que no continuar corriendo el resto de mis años me resultaba un sacrilegio. Me mantenía sano y el peso a ralla, me equilibraba mentalmente y sobretodo, me divertía.
Cada día desde entonces, hacer algunos kilómetros le dan un plus a cada uno de mis días, e imagino que si estás leyendo esto, te sentirás identificado.
Las primeras semanas fueron duras y el acto de correr en si mismo no me proporcionaba gran satisfacción, pero después de un tiempo empecé a disfrutar con cada uno de los entrenos, y si hoy pudiera reencontrarme con mi yo del pasado, el no-corredor, me encantaría contarle todo lo vivido desde que llevo zapatillas.
Pues bien, estas son algunas de las cosas que después de miles de kilómetros devorados me contaría a mi mismo…