El otro día le sugerí a un amigo que escribiera crónicas de todas sus carreras. Imagino que en mi caso, ayuda que me guste escribir, pero es que son tan efímeras…
Pasas semanas, meses e incluso años pensando en una carrera, y cuando llega el dichoso día, los minutos y las horas pasan volando y cuando te das cuenta, con un poco de suerte, ya estás cruzando la meta.
Pero cuando escribes lo vivido aquel día y vuelves a leerlo, sobretodo si te has centrado en los pequeños detalles, toda la carrera te vuelve a la mente y aunque sea por unos minutos, vuelves a revivirla sin importar el tiempo que haya pasado.
Por eso escribo sobre la mayoría de carreras que corro y por eso hoy voy a escribir sobre como me fue la maratón del domingo, ahora, que sigo con las piernas trinchadas y las primeras sensaciones siguen presentes.
Después, todo tiende a idealizarse.